José María Betoret no concibe la vida con un trabajo de ocho a tres. Se crió en una familia de emprendedores y es emprender lo que ilumina su rostro. Pura pasión y una cabeza que nunca deja de escrutar posibilidades de negocio. Le pedí que viniera a hablar con mis estudiantes y no lo dudó un instante. “Sería interesante que les explicara lo importantes que son los conocimientos y habilidades que adquirí en EIG para la gestión que ahora llevo a cabo”, me propuso. Y eso hicimos. José María está centrado ahora mismo en dirigir los negocios de hostelería de la empresa familiar y en ese día a día pone en práctica las múltiples herramientas que adquirió en EIG.
En lo que más insistió fue en las relaciones que haces en EIG. “Pensad que os estáis vendiendo cada día, en cada trabajo en grupo, en cada presentación, en cada vez que sois puntuales en la entrega, en cada intervención”. Les hizo ver que en la clase hay gente con empresa familiar, profesores que son profesionales de empresa o dirigen una, personas que en el futuro pueden requerir sus servicios y que los conocen desde el día a día: saben si son formales, si comunican bien, si son capaces de trabajar en equipo, si son creativos… Comentó que él se gasta mucho dinero en eventos de networking, y que “vosotros tenéis el mejor networking durante los cuatro años que estáis estudiando aquí; aquí puede estar vuestro proveedor, vuestro cliente o incluso vuestro futuro jefe o jefa”. Y recordad que vuestro amigo el empresario no contratará a su amigo con el que se iba de fiesta; al que contratará será al que durante cuatro años demostró que era merecedor de ese puesto.
Una de las mayores dificultades con las que se encuentra en su negocio es que a las personas les cuesta ser parte de un equipo, poniendo sus intereses particulares por encima de los de la empresa. Así que los animó a sacar los proyectos adelante, a pesar del escaqueo de algún miembro del grupo, a unir sinergias y fortalezas, a saber ser asertivo y persuadir a los miembros del grupo de que lo importante es el proyecto común, más que la calificación individual.
Otro aspecto en el que insistió es en adquirir experiencia en un sector. Antes de trabajar en la empresa familiar se curtió en hoteles, donde trabajó desde de animador hasta de recepcionista. También se fue a México a ayudar en la gestión de un hotel que tenía dos mil empleados para tres mil clientes, y en el que siguió aprendiendo… “Siempre con los ojos bien abiertos y con humildad, aprendiendo de todo y de todos”, fue otro de sus acertados consejos a nuestros alumnos y alumnas.
Por último insistió en que, al final, todo se reduce a tomar decisiones lo más acertadas posibles, y aquí os estáis entrenando para eso.
Otra enriquecedora experiencia con un emprendedor que estuvo sentado donde ellos y ellas están ahora, con sueños y expectativas parecidos.
Gracias Beto por tu aportación. Les encantó tu charla.